Tuesday, April 12, 2011

PREPARANDO TÚNICAS


Preparando túnicas
Se mezcla el olor de la huerta con el de cera, y, al mismo tiempo, con la cola de pegar carteles.

          Cada año llama a la puerta la Semana Santa. Este año, para los de la capital ha sido una alegría muy notable, de sobresaliente más bien. El declarar la Semana Santa de Murcia, por parte del ministerio de Cultura de interés internacional, es un gran logro. Los Salzillo no pueden tener menor mérito en reconocimiento.
          A mí me gusta ir pensando en la que ya es tan tradicional Semana Santa, la nuestra. No hay nada bajo el sol exceptuando cosas curiosas como el “hermanamiento” de cofradías como la de San Juan entre Jumilla y Cieza. Se supone que eso une más a los pueblos y, al mismo tiempo, se puede forjar unos lazos que el venerado San Juan puede hacerlos mucho más fuertes, tanto sociales como de otro tipo de relaciones, aunque sea para disfrutar de buen vino con olivas, eso si que sería un “hermanamiento” paralelo.
          Ya se oyen “ensayar” a las bandas de cornetas por los diferentes rincones. Yo al menos, aunque no esté en Cieza físicamente, cuando escucho tras mi ventana el sonido de redoblar de tambores y el desafino de cornetas que en solitario se atreven a lanzar su sonido (o lo que sea), me viene a la memoria Cieza, y como lo hacían, hace ya mucho tiempo, el salir por las calles anunciando la semana de pasión y al mismo tiempo templar cajas y bombos. En algunos lugares más apartados, tomar muy en serio lo desfilar, lo de hacer “la caracola”, y en un despacho de Alicante, el maestro, en su añorar como el mío, poner música a las distintas cofradías ciezanas.
          Me pongo “Semana Santa Ciezana” en mi despacho, hago algo fuera de lo normal como es subir el volumen un poco. El solo de trompeta me aísla, me deja fuera de todo tipo de pensamiento cotidiano. La música del maestro Gómez Villa, del chache Pepe, es un gran legado a nuestra tierra.
          Ahora no llego a comprender, dentro de la ironía, como se va a desarrollar estos días que narran la vida y pasión de Cristo. Para muchos, militantes de partidos no creyentes, si tienen mitin o pegada de carteles, no podrán estar con sus hermanos cofrades (que ser de un partido no impide tener creencias religiosas), como todo es posible, nadie puede extrañarse de ver un comunista llevando un paso o tocando el tambor o, simplemente y mejor tapado, ser “túnico” con la cara tapada, como penitente, para que no tenga criticas mal avenidas y que coarten su libertad.
          Se avecinan noches de música con cirios y olores prendidas en las calles de muchos pueblos, en el nuestro por supuesto, y olor a pegamento o plástico propagandístico que, como manda este tiempo político, ha de ser “moneda de cambio” para que el elector tenga su decisión a punto, aún difícil de tomar, pero ya tocando o llamando a otra “pasión”, no como esta, pero casi cruenta por lo que dicen o señalan.
          Dejo que aún hay tiempo, pero como los ensayos hacen, yo llamo a que sea Semana Santa, con tiempo, con ganas y que solo el olor de lo que queda de azahar, del frescor de la noche, de la cera que arde, todo mezclado con la música que tanto llega a emocionar, sea, por encima de “otras cosas”, lo que haga de Cieza una tierra buena, si no es posible que no llegue al grado de santa.

CUARESMA A LA CARTA


La penitencia, para los creyentes y los no creyentes, que nos espera estos días.

          Ya pasó el miércoles de ceniza después de unos días de carnaval intensos. Las costumbres cambian con los tiempos y no seré yo quien diga si para mejor o peor, el propio pueblo es sabio en tomar decisiones. Ya estamos en tiempo de Cuaresma. La batalla entre don Carnal y doña Cuaresma ha sido favorable para esta última, como siempre. No corresponde a la tradición católica el tipo de Cuaresma que ahora guardamos, voy hacer referencia a una Cuaresma de tipo social y, como en todo, tiene su explicación.
Don Carnal, detalle (Peter B.)
          Muchos son los que desde principios de año, siendo serios consigo mismo, habían hecho los “votos” de dejarse el tabaco. A pesar que la prohibición llega a los propios bares y restaurantes, aún siguen muchos fumando y sin cumplir sus promesas. Aprovechan este tiempo litúrgico para volver a proclamar, a su gusto, que van a dejar de fumar. Con las decisiones de nuestros gobernantes, con la prohibición de fumar en casi todos los sitios, ahora lo tienen fácil. Este gobierno propone, para lo de fumar, que seas puro y limpio y dejes de fumar; a lo mejor así se limpia, a parte de los pulmones, el alma, porque lo que es la mente, esa lo tiene claro con esta decisión, sobre todo para los fumadores y propietarios de bares y restaurantes.
          Otros tantos ya preparan sus días de descanso que, en el año se reparten, ahora corresponden al tiempo de Semana Santa. Encima que no se puede fumar, ahora, por el deseo de los sindicatos, sin pensar en los demás, y que ellos se van a ver muy desfavorecidos, etc., etc., pues nos proponen otra Cuaresma para el recogimiento en nuestros hogares. Otro elemento más que añadir a esta posible Cuaresma 2011 donde elegir nuestra penitencia. Esperemos que el ministro de fomento, que le preguntan una cosa y responde con adulaciones al ínclito ZP o con lo bien que lo hace este gobierno y esas cosas, logre estabilizar las negociaciones entre AENA y sindicatos y la cosa no llegue a imponer acciones militares como sucedió con los controladores. El viajero no puede ser el que sufra esas desavenencias entre patronal y sindicatos, algo habrá que cambiar para no ser víctimas, sin culpa, de los errores o problemas que no nos corresponde.
          A la región de Murcia le imponen otra penitencia desde Madrid. El llevar una gestión inapropiada, como en Castilla la Mancha o en Cataluña, pero no ser de la misma “cofradía”, supone el no entenderse y vivir lo que se está viviendo. Los dirigentes murcianos, de uno y otro lado, no saben ponerse de acuerdo y, oyéndolos cacarear en sus discursos siempre políticos, se aprecia que esto no tiene visos de solución. No ha empezado la campaña aún y ya tenemos la murga propagandística en radio (por ahora) de una de las candidatas a ser presidente (y no voy a decir presidenta porque está mal dicho, como jueza y juez) de la especie de República de la Panocha en que se ha convertido esto que queda de Murcia. Ladrillo por doquier, paro y falta de inversiones, críticas sin sentido y sin apoyos a la ciudadanía, todo político por el poder. La solución es fácil: consenso.
          Ya queda la tradicional Cuaresma, la de siempre, en otro tiempo obligada por la pobreza y la necesidad: la de no comer, pero ahora justificada, a la carta, y mucho más necesaria que nunca. Somos cuerpo y alma, así consta en muchos tratados, aunque el alma, espíritu, etc., que dicen regenta nuestro cuerpo, tenga debilidad por algo. El cuerpo no puede soportar tanto colesterol, triglicéridos, hipertensión, etc., es momento de hacer la Cuaresma a la carta gastronómica y deportiva, posiblemente nuestra “penitencia” nos permita una mejor salud y ¿por qué no? Ser algo mejores.

DE LA CHIMENEA A INTERNET

No todo está en los libros, ni las Nuevas Tecnologías pueden ser la única fuente de sabiduría. Hay otros espacios que prevalecen.

          Me comenta una compañera, profesora en la Universidad, lo que una alumna ha vivido en una de sus clases con un profesor. Una discusión, constructiva, en la que la comunicación oral es una forma de adquirir conocimiento y que solamente precisa un ser que emita los comunicados o mensajes y otro que sea el receptor de esos mensajes. Este profesor aducía, con un criterio notoriamente erróneo, que Internet era la fuente de información, incluso oral, donde poder obtener los mejores resultados. La alumna, defensora de que en todo tipo de relación humana, durante una conversación, también hay adquisición de conocimiento y, por esas relaciones sociales, existen momentos en que se dan percepciones de lo que sucede, con ello hay emociones ante lo que se habla y escucha y por ende, el conocimiento puede adquirirse de esa práctica de comunicación oral. Al leer esto, y donde la alumna recordaba a su abuela ya fallecida, con la que había aprendido muchas cosas, sobre todo amar la lectura, todo ello gracias a los cuentos, a las historias que le narraba en las tardes noches de invierno, con lluvia y frio, pero con el calor y la luz de la leña ardiendo. Es algo evidente que, mucho más que Internet –no soy yo precisamente un detractor de la Red, al contrario- la experiencia, el hecho de lo que hemos vivido y nos han contado, tiene su propio espacio y es preciso preservarlo y darle la importancia que merece.

          Muchos recordamos a nuestros seres queridos que, con su peculiar voz, su estilo dramático o simplemente el saber poner en “escena” (cerca del fuego o en la mesa de camilla con el brasero) la historia o cuento que nos fascinaba. Sin tele, sin cine, sin nintendo ni otras “herramientas” modernas que, según algunos eruditos las clasifican como muy necesarias para la socialización. Allí estaba “escondido”, entre las palabras que nos narraban, el personaje aventurero que recorría intrépido por esos mundos tan fascinantes. Aquella princesa que, desolada y triste moraba en un torreón lúgubre esperando que un príncipe ¿azul? (nadie sabe por qué tenía que ser el príncipe azul, pero así constaba en el relato) venía a rescatarla del malvado, eso sí, antes tenía que atravesar unos bosques espinosos y luchar con bestias y dragones. Al final, siempre había un final, eso en Internet es imposible, cada vez hay más páginas, el aventurero vencía a todos los malos y lograba un tesoro o llegaba a rey de un territorio casi mágico. No menos le pasaba a la princesa, siempre feliz junto a su príncipe ¡azul!

          Otros cuentos de animales, otros de leyendas. No se acaba el repertorio, se van nuestros narradores, pero quedan en la memoria y son el mejor mensaje que tenemos para dar el valor a la palabra que se merece. En cualquier cuento siempre hay un concepto que aprender; en la forma en que te lo narren, surgen las emociones por querer leer o narrar o ser tu protagonista de esa historia o de otra que puedas construir.
          Cierto es que la comunicación, en este caso oral, no ha de ser patrimonio de nada ni de nadie, que la sabiduría está en los libros, pero debemos agradecer a quienes leen y luego, cuando somos pequeños, nos enseñan con su tenue y preciada voz, lo que de esos libros aprendieron. Hemos pasado de la chimenea y su calor, a la soledad de una silla, una pantalla e Internet.
          A todos los maestros, o quieren ser maestros, que aprendieron de sus seres queridos tantas cosas simplemente escuchando sus interesantes narraciones y que ahora, en sus clases, rememoran esos momentos.

PROFESIONES QUE TRATAN CON EL SER HUMANO

Andan las cosas revueltas y mala imagen se tiene de profesionales que tratan con el ser humano: Sanitarios y Maestros.

Se dice que el trabajo dignifica al ser humano, y es cierto. Todo el mundo sabe que los trabajos que realizamos cada cual son diferentes y, a su vez, necesarios. Para mí, todos son importantes, vitales en algunos casos, y se conforman para el bienestar de la sociedad en que nos toca vivir. Por desgracia, hay grandes diferencias entre las clases sociales y ya no digo entre culturas y naciones.



Hay que reflexionar sobre aquellas profesiones cuyo material de trabajo es el propio ser humano. Destacan los propios padres, que gestan y cuidan de sus retoños hasta que alcanzan la madurez y pueden valerse por sí mismos. O el juez, que decide sobre sus acciones y conductas y puede privarle de su libertad, e incluso en algunos países, digamos civilizados, destinarlo a la pena de muerte. En asuntos de creencias y pensamientos religiosos, también existen profesionales que, desde su vocación más interna, dedican su vida para tratar estos asuntos con aquellos que tienen sus propias creencias. No puedo olvidarme del médico, un profesional como la copa de un pino que, durante muchos años, por vocación, se entrega al aprendizaje de cómo es y funciona el cuerpo humano y nos facilita la cura, trata el dolor, la enfermedad a cualquier hora, cualquier día, ya sea de frío o calor. Sin vocación para atender a tus semejantes, no sirve ser médico, enfermero, o un simple asistente sanitario. Todos ellos ofrecen su trabajo, incluyendo su vida, a esta encomiable labor por sus semejantes.

Perdonad, por dejar para el final al maestro, ese ser humano y profesional que, sin que nadie lo dude, colabora con los padres para que crezcan sus hijos, sus alumnos, acercándoles el mundo en que han de vivir, espoleando su sentido crítico y su sensibilidad, formándolos para que:
a) puedan llegar lejos con sus propios recursos físicos e intelectuales, educándolos, es decir, transformando sus posibles conductas erróneas en acertadas para que no tengan que estar ante un juez por desconocimiento de la moral, de las disposiciones sociales y de los propios valores del ser humano;
b) incluso, dentro de esta educación, enseñarles a cuidar su cuerpo y prevenirlo ante las adversidades de la propia naturaleza, de modo que sepan cómo prevenir enfermedades para colaborar con los médicos;
c) participando con ellos, con todos en formar seres que puedan ser buenos padres, buenos jueces, buenos médicos, abogados, panaderos, tejedores, mecánicos o poetas… Y, si alguno llega a ser maestrito/a, a ser un buen maestro/a. Entonces la cosa estará bien hecha. Como soy de Murcia, pues eso, que quisiera que mis alumnos incluso llegaran a ser (y olvídense de signo político alguno) unos buenos gestores políticos de la cosa pública.

Gracias, por la confianza depositada en quienes, con tan ardua y poco considerada tarea, padecemos el descrédito y una insuficiente atención despolitizada y desinteresada.