Friday, November 02, 2007

Solidarios y violentos


No es una cuestión de raza, ni de credo, ni de pensamiento político, es una cuestión moral.

Ya nos deja indiferentes hasta las imágenes que representan la parte más violenta del ser humano. Es lógico. Todos los días se mantiene el hilo informativo con las exclusivas sobre actos delictivos en donde se reparte, de forma generosa y sin límites, las acciones violentas que se renuevan en un catálogo actualizado, deforme, repugnante y que no tiene límites. Bueno, pues a pesar de eso, como digo, no nos supone nada de nada el contemplar la última, la más extravagante, más idiota y que, además, sirve de caldo de cultivo para la clase política.
Me quedo como ejemplo la de la chica ecuatoriana y el individuo que, al parecer, esta en tratamiento psicológico. La forma de actuar de este ser, fuera de lo normal, no voy a inventar nada nuevo, es bastante enriquecedora, aunque aparentemente sea fuerte y contradictorio este calificativo, para que tomemos conciencia de lo que podemos llegar a sentir si seguimos en esta línea de “sensacionalismo periodístico”.
Es cierto que todo este tipo de actos es repulsivo, y que merece una atención judicial más adecuada a la que en su momento se tomó. Por otro lado, el seguimiento y evolución de la posible anomalía o trastorno que presente el agresor debe de estar encima de la mesa, no ya de su psiquiatra o psicólogo que le atiendan, de los servicios sociales y de la propia policía para “estar al tanto”, cosa que ya vemos que eso es un sueño, y no por que no quieran las autoridades, es que son tantos los casos a considerar.
Han bastado unas imágenes para que todos, absolutamente todos, dispongamos de nuestras más disparatadas opiniones o, en nuestro propio estado de ánimo, pensar lo que se le debía de hacer a este personaje, y, piensen lo que piensen, hay otros muchos que incluso se habrán divertido viendo la patada a la chica. Esto es una evidencia que se constata todos los días. El fenómeno de los golpes, de las agresiones, o vejaciones, cuando se ven “colgadas” en la red, generan una situación emocional muy grande en una población de jóvenes que encuentran en estas acciones una representación de su pensamiento, de su ideal y de cómo entienden la vida.
El aspecto solidario se ve cada día más mermado, en grave crisis social. No paramos en la carretera a nadie para ayudarle, incluso como se ven en las imágenes, el joven que esta contemplando la escena, ni se inmuta. No somos capaces de reconocernos en nuestros valores, ya no digo educación, porque este apartado de atender y ayudar al prójimo ha quedado en los textos de las enseñanzas religiosas. Sentimos miedo, no queremos meternos en líos, aunque veamos que hay seres que sufren o que están siendo atacados con violencia. Nos quedamos quietos, y si somos solidarios, el valor que nos honra, entonces, recibimos un golpe que nos quita la vida, como le paso a otro joven que, para ayudar a una chica que estaba riñendo violentamente con su pareja, el joven, por su acción, recibió un puñetazo que le costo la vida.No sé que es mejor, si reírme con los jóvenes viendo las “hostias” o defender al inocente, al indefenso. Haga lo que haga, seguro que no estaré feliz si no logro, primero darme cuenta de lo que supone contemplar esas imágenes y tomar medidas, y en segundo lugar, pase lo que pase, la ayuda al prójimo es un deber inexcusable y sin duda muy humano. Menos burocracia y más acción profesional para atajar esta progresiva situación.