Thursday, November 25, 2010

ASESINADAS ¿POR AMOR?

No son números, son nombres que forman una macabra lista. Ellas lo saben bien y nada ni nadie pueden parar esto.
       Esta semana, concretamente el jueves, se ha conmemorado el día de la lucha contra la violencia machista (no me gusta ese apelativo/definición de “genero”). En muchos sitios, sobre todo en centros escolares, se han puesto murales, exposiciones, incluso alguna que otra representación o puesta en escena que mostrara esta situación que, por desgracia, ahora nos toca vivir.
Comentan, los analistas del caso, que cada quince segundos se maltrata a una mujer. Si nos pusiéramos en el lugar de esa persona, dejando notar en nuestro cuerpo el dolor de una cuchillada, de un golpe en la cabeza, de un trastazo contra el muro, de una patada en el vientre, de un corte grande en el labio o de repetidos puñetazos en la cara, no haría falta mucho más de 30 segundos para darnos cuenta de lo que es el sufrimiento humano. No es que nos lo cuente, es ponernos en su lugar.
Yo me hago extensivo en algunas propuestas que circulan por la red y, entre ellas destaco la siguiente para desmontar los siguientes mitos:
“La violencia machista es fruto de un estallido, de una pérdida del control, de los nervios del momento” Es un mito totalmente falso. La violencia de género es un exponente de la desigualdad que vivimos en nuestras sociedades. No surge de un estallido, surge del intento de controlar a la otra persona hasta el extremo.
“Los agresores son adictos al alcohol o lo hacen bajo el efecto de las drogas” No es así en la gran mayoría de casos. El consumo de sustancias y de alcohol puede agravar una situación de violencia de género, pero no es la causa de ella. Muchísima gente bebe alcohol y consumen drogas y no agreden a su pareja.
“Los maltratadores sufren una enfermedad mental” Es totalmente falso. Prácticamente la totalidad de los agresores no tienen enfermedad mental.
“El maltrato se da principalmente en familias de bajos ingresos y etnias minoritarias. Lo sufren más las mujeres de bajo nivel cultural y las mujeres inmigrantes” El maltrato se da en todas las clases sociales, lo sufren mujeres de todos los niveles de formación, con empleo… Durante mucho tiempo se ha mantenido este mito en la cabeza de mucha gente, se ha pensando que las mujeres víctimas de violencia eran mujeres de una cierta edad, recluidas en casa, etc., cuando las cifras demuestran que entre un 60 y un 70% de las víctimas son menores de 45 años. Además más del 50% de las mujeres maltratadas tienen estudios medios y superiores y más del 50% son trabajadoras en activo (que serían más si no fuera por esta situación de crisis que vivimos).
Lo mismo pasa con el perfil de los agresores. Hay hombres maltratadores en todos los estratos sociales y de todo tipo de formación.  También hemos oído mucho decir que las mujeres inmigrantes. Según datos del Ministerio de Igualdad el 63,6% de las mujeres asesinadas víctimas de la violencia machista en 2009 eran españolas. A pesar de esto, la tasa es mucho más elevada en mujeres extranjeras, representando cerca de 9 fallecidas por millón de mujeres extranjeras que viven en nuestro país frente a la tasa de las mujeres españolas asesinadas que fue de cerca de 2 por millón. Existe un reconocimiento internacional acerca de la doble vulnerabilidad a sufrir esta violencia, por ser mujer y por ser migrante, de estas mujeres. En el caso de las mujeres en situación administrativa irregular, estaríamos ante una situación de triple vulnerabilidad. Todo esto tiene que ver con las condiciones específicas que viven: dificultades económicas y lingüísticas, inexistencia de una red familiar y social de apoyo, desconocimiento de las leyes, y desconfianza de las instituciones, entre otras. Muchas mujeres inmigrantes viven una situación de vulnerabilidad especial, pero las mujeres españolas están también expuestas, lo único que las diferencia, es que quizás las españolas tengan una mayor facilidad para acceder a los recursos disponibles. (fuente: Aida Sánchez/ CanalSolidario.org)
¿Qué puede hacer una mujer que vive maltratada?
Hoy la sociedad es consciente de esto y puede disponer de todo tipo de acciones en tu favor. ¡NO ESTAS SOLA! ¡DENUNCIA! ¡HAY ENTES PÚBLICOS Y PRIVADOS QUE TE AYUDARAN! Llama al 016

Wednesday, November 17, 2010

UNA CIEZANA, SULTANA EN GRANADA

Legajos, papeles, archivos, todo lo que la historia utiliza para dar a conocer cosas tan curiosas como ésta.
            Durante algunos siglos de la Edad Media, Murcia se convirtió en una tierra de frontera, incluso una vez que el reino de Murcia pasó a manos castellanas el peligro siguió latente en nuestra región. Rodeada por las fronteras del reino de Aragón, el reino de Granada y los piratas que asolaban las costas mediterráneas, trajo como consecuencia un clima de inseguridad permanente: muertos, cautivos, ganados robados, cosechas destruidas, traen como consecuencia la desolación del territorio. En el siglo XV la frontera con el reino de Granada se vio continuamente amenazada por la actividad militar nazarita, siguiendo la coyuntura política de los cristianos promovida por las luchas entre nobleza y monarquía, aprovechando los intervalos en que por las contiendas políticas se desatendía la frontera.
            Ciudades como Lorca, Caravaca, Mula, Molina, etc. cuentan con una historia densa de hechos bélicos de todas clases, pero la que sufrió mayores daños por cuanto supuso la destrucción del lugar y la muerte o cautiverio de sus vecinos, fue el municipio de Cieza. En el mes de abril de 1449, según las crónicas cristianas, las huestes del rey Chico de Granada formadas por mil ochocientos jinetes y diez mil peones, entraron en Cieza de forma armada y violenta, mataron más de un centenar de vecinos y se llevaron cautivos al reino de Granada cerca de quinientos entre hombres, mujeres y niños.
            Una de las niñas cautivas en este asalto de unos diez a doce años que había nacido en Ceutí, por haberse trasladado con sus padres a Cieza debido a una epidemia, entró en el quinto real, fue destinada al servicio de una hija del sultán. La joven que era muy bella y de buen aspecto, le pusieron el nombre de Zoraya (Lucero del alba), la cual tiempo adelante llamó la atención del rey granadino Muley Hacén que se  enamoró de ella perdidamente, y la hizo arrestar en una torre hasta que cediera a sus anhelos de amor, (la torre de la Cautiva de la Alhambra lleva este nombre en su recuerdo). La ciezana, de origen ceutiense, se casó con el sultán y llegó a ser la "Sultana" del Reino  Nazarí de Granada. Al fin y a la postre ese amor fatal sería el que llevaría a la pérdida definitiva del reino de Granada.
            Muley Hacen estaba casado con su prima Aixa, madre de Boabdil, que organizaría la revuelta para derrocarle al darse por enterada de los amoríos con la joven prisionera cristiana. Los cimientos del reino temblaron cuando la rencorosa Aixa planea la venganza. Esta relación provocó el disgusto de los abencerrajes y los celos de la sultana, madre de Boabdil, quien alentó una serie de intrigas en la Corte y las disputas internas que acabaron con la abdicación del monarca en su hermano, el Zagal, y, posteriormente desencadenaron la toma del reino de Granada por los Reyes Católicos en 1492.
            Zoraya partió al exilio con su esposo y sus dos hijos Nasr ben Ali y Saad ben Ali. Según parece, tras la muerte de Muley Hacén se convirtió al cristianismo, al igual que sus dos hijos, quienes tomaron los nombres de Juan de Granada y Fernando de Granada, respectivamente, siendo sus padrinos Fernando el Católico, el príncipe D. Juan, e incluso  la misma Isabel la Católica. 
            La historia de esta bella murciana ha inspirado a escritores de distintas épocas en los siglos posteriores, como Martínez de la Rosa, que en 1837 escribió la novela histórica “Doña Isabel de Solís, reina de Granada” y Laurence Vidal que en 2000 ha publicado “Los amantes de Granada”, que rememora la vida de Zoraya (Lucero del Alba), nacida en Cebtí, que vivió en Cieza hasta su rapto, y que llegó a ser sultana de Granada.
            Facilitado por el cronista oficial de la villa de Ceutí, José Antonio Marín Mateos.