Wednesday, July 01, 2009

CAPACES DE ENTENDERSE


Difícil es entendernos nosotros en un idioma común, de uso cotidiano. Muy difícil en varios idiomas y sin tener conocimiento de ellos.
Bien que se entiende el que tiene un buen recurso de lenguaje, y mejor lo entiende quien es capaz de captar con total nitidez cualquier mensaje.
Estos días se vive en Ceutí una jornadas europeas, se denominan CEUTI, MAYO 09. EDUCATIONAL EUROPEAN VILLAGE, que con el inglés todos pueden medio entenderse, y quiere dar a entender que Ceutí es una localidad de niveles con mucha aproximación a Europa y en ello estamos.
Hasta quince países con un total de 52 personas en quince lenguas distintas. Curioso es escuchar conversaciones entre nativos. No es posible entender nada. Lo bueno de la situación es que cuando se presentan situaciones de aspecto fisiológico, como la necesidad es imperiosa, se agudiza el ingenio y da gusto ver cómo se puede pedir una cerveza o un vaso de agua.
En la barra del bar, con todo el ajetreo que supone los movimientos de manos y gesticulaciones, el solicitante, dice en inglés: ONE BEER (o sea una cerveza), pero resulta que el camarero no comprende muy bien y dice eso de ¿a cualo? Y claro el buen ciudadano de la Europa comunitaria vuelve a su teatral expresión. Al final marcando el grifo de cerveza, el más directo gesto que podía utilizarse, el camarero exclama ¡Aha una caña! La sonrisa del joven extranjero se hace patente y relajante. La cerveza es líquido espiritual y envolvente y se disfruta del momento. Tanto el camarero como el cliente, ambos de una misma comunidad, pero con diferentes lenguas, por eso que dicen de saber entendernos, el que quiere lo logra. Los que no les apetece entenderse, y son muchos, ni en un idioma de recurso, como es el inglés, no son capaces de ponerse de acuerdo, aunque sea en el color de la mierda.
Ahora toca comer y tratar de comunicarte con el resto de comensales. En una esquina unos chipriotas, en otra unos turcos, muy cerca de ellos polacos y rumanos. Los últimos escuchan y ven como se miran entre ellos. Las relaciones tucas y chipriotas del lado griego no son muy estables que digamos, pero por estar en este lugar y ante un espacio diferente, los comensales hablan en inglés para comentar cosas triviales. La procedencia, la familia, los gustos. El inglés, el idioma, ayuda mucho, más de lo que puedas imaginarte. Mas la cosa se complica, porque queremos algunas veces. Yo, con mi esforzado inglés, mantengo conversación durante unos veinte minutos con una joven chipriota. Le explico lo que es el salchichón y el chorizo (no hay palabras que puedan servir, al menos que yo conozca, para definir chorizo) pues bien, al cabo de veinte minutos, la mirada y la sonrisa complaciente y comprometedora, me deja fuera de mis casillas…
¡No sigas intentando decirme “chorizo” en inglés! En un español perfecto. La joven que conversa conmigo es de Madrid, casada con un chipriota, y por supuesto hablaba un perfecto español, pero que por deferencia al resto de invitado charlaba conmigo en inglés.
Al final, como no, nos entendimos perfectamente.

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