Sunday, March 15, 2009

LA MANCHA VERDE


Los que hablan de un genocidio contra los que padecieron otro genocidio. Primero conocer testimonios.

Se me ponen los pocos pelos que tengo de punta cuando veo y oigo noticias y comentarios sobre las barbaridades de Hamas y de Israel. No tienen justificación alguna. Pero lo peor de esto es que salen a la calle gentes que, como en Murcia, cuando les preguntas sobre lo que ellos entienden del conflicto, te dicen cosas como que Israel son nazis, asesinos, y cosas por el estilo, penoso, y además faltos de total criterio desde una posición que suponga estar bien informados y conocedores de los problemas. No voy a ser yo quien les indique en qué posición deben de estar, simplemente que sepan que previamente tienen que documentarse e informarse correctamente.
Yo he estado en Polonia y visitado algunos lugares históricos que hablan de un genocidio, de un holocausto contra el pueblo judío, y no solamente contra ellos, también contra otras culturas, otras creencias, otros seres humanos que no entraban en los planes de sociedad de las hordas nazis. Nombres de personas, auténticos testimonios que pueden ayudar a entender lo que es sufrimiento y dolor.
Hamás defiende un ideal de un pueblo, el palestino, pero utiliza armas, cohetes. Emplea a niños y adolescentes como mártires que deben morir por la causa… ¿por qué? Israel usa el ejército y ataca desde sus planteamientos. Quiere defenderse de esos continuos ataques. ¿Justamente? ¿Desproporcionadamente? Nunca se puede justificar esto. Gaza ha pasado hambre necesidades. No disponía de alimentos ni medicinas. Las injusticias, las muertes no tienen propiedad. Ni por unos, ni por otros. Pero la historia enseña…
Hélène Rabinatt, una francesa que sobrevivió al campo de Revensbruck (puente de los cuervos). En 1971, comenta un momento de su vida en ese campo, triste recuerdo, pero renovado juramento a que no se vuelva a repetir aquello más.
Habla de una mancha en el suelo, y entre los pasajes que describe quiero destacar:
Lo que me sorprende más que esos reflejos de rumiante, son los temblores que parecen partir de los dedos de mis pies, agitan mis piernas, mi vientre… Los temblores terminan. Me siento rígida, clavada a la tierra, encerrada en una aureola… Un gran círculo perfectamente colocado sobre las tablas del escenario, verde… Sueños en verde también… Veo imágenes perdidas de otro tiempo… Una mancha verde en el suelo…¡Un caramelo!
¡Es mío! Basta inclinarme y tender la mano. Un sucio, y a la vez, dulce caramelo. De menta. La piel, toda la piel de mi cuerpo lo aspira… ¡Esto no es posible!...Es un tesoro en un campo donde dos sopas de col y nabo y una rebanada de pan podrido es todo el alimento.
…El azúcar verde salta en mil trocitos. Un núcleo, de puntos más claros, queda entre el pulgar y el índice. Sin vacilar, Helene Rabinatt se lo pone en la boca…El caramelo cruje. Golpe seco. Los dientes se pegan. La lengua recoge los trozos. Golpe seco. Naufragio…
La escena de la mancha verde no ha durado más de diez segundos.
Un pedacito de papel transparente mantendrá recuerdos y esperanzas hasta el día de la liberación. Un pedacito de papel en un bolsillo, una nube verde en las pupilas, una sensación de frescor ligeramente picante… ¡Gracias, pequeña mancha verde!*
Es una simple historia, humana, sencilla. No he querido referir otros testimonios mucho más crudos. Pero antes de hablar, recurrir a documentos históricos para entender por qué el ser humano llega a esos límites de deshumanización. Hay mucho en el pasado, y cada día llenamos páginas y páginas de la misma miseria, del mismo dolor, y da igual que sean palestinos, israelíes, georgianos, serbios, africanos, campesinos… Todos son humanos, pendientes de una palabra que sea, para siempre, real, me refiero a la palabra: Paz.

* Bernadac Christian (1976).- Campo de Mujeres 1 Grijalbo Edic. Barcelona (Circulo Amigos de la Historia)

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