Sunday, December 21, 2008

Una ventana abierta en otro lugar.

Siempre existirá el mito del “Expreso de Media Noche”, porque siempre estará Estambul.
Demasiada angustia en el último momento para obtener una única plaza en bussiness en las líneas aéreas turcas para Madrid el domingo 19 de Octubre de 2008... Pero la libreta está llena de apuntes y dibujos muy interesantes: El poder, la autoridad, la sociedad, la justicia, la cultural... de todo un poco. Por fin llego a la cabina del avión tras una aventura tipo Expreso Media noche, pero en light. Me siento y respiro…
El día 11 del mismo mes, llegué con la noche cerrada a Estambul. Colores y luces que entre colinas me invitaban a pensar. Un largo camino para cruzar, de un lado a otro, una ciudad de más de 16 millones de habitantes, y entre extremos casi 100 kms. De madrugada en Bilecik, a 240 kms de Estambul, es mi meta final. Estoy realizando un proyecto educativo Longlife Learning Program (pap en español: Programas de Aprendizaje Permanente) de titulo EUROPA SIN BARRERAS. Las relaciones internacionales, los gobiernos, la educación, la justicia, la lengua y cultura en un espacio común tal y como se ve desde un satélite, sin barreras, es lo que el viajero siente.
Hay un olor especial en el ambiente. Desde los montes llegan perfumes raros, desconocidos, y otros más cercanos, conocidos y que te acercan al lugar como tuyo propio.
Me quedo con la primera hora de la mañana, desde mi ventana del hotel, a no más de 50 mts., tengo una chemii (mezquita) y a eso de las 6,00 es la primera llamada a la oración...¡¡¡joder!! que susto me ha dado el Almuédano. La voz triste, muy similar al sentir del flamenco, habla de líneas del Coran.
En los espacios gubernamentales, donde me muevo, soy recibido por el equivalente al director general de educación y cultura de la región. Çia? (Té) le respondo Çia siorum (Te quiero) no es de amor, es la forma de decir que quieres un té, que es la bebida nacional.
Sobre la pared Ataturk (el padre de la patria) al que ya no voy a dejar de ver a lo largo de mi visita. La bandera turca ondea en espacios cortos de distancia pero visible desde muy lejos de forma orgullosa, incluso amedrentadora para el visitante. El tamaño mínimo es como la que tenemos española en Madrid en plaza Colon.
El sillón, la forma, el espacio de las autoridades, muestran los rasgos propios de las características del poder legítimo, consensuado o del tipo que sea. Hay símbolos que determinan el por qué de su mandato.
A lo lejos, en un espacio abierto, otra mezquita con las reliquias de su jeque emir ( en tiempos pasados) ahora lugar de peregrinaje. Veo más símbolos culturales, religiosos, etc., que bien pueden ser estudiados, por aquellos que gustan de la historia o de la antropología. ¡Ahora entiendo algunas cosas que no podía imaginar en otra cultura como la turca!.
Lo mejor, y muchos puede que me den la razón, serían: La Mezquita Azul y Santa Sofía, donde la grandeza de una cultura tiene mucho que expresar y decir...al menos a mi me ha servido de mucho.
La tarde en Estambul, recordando mis alumnos, sus sonrisas, las chicas cantando sus canciones de moda. Las profesoras de Bulgaria con sus voces en otra canción...Ali, Mustafa, Ibrahim...el olor del bazar de las especias. El sol, envolviendo el minarete más distante hacia occidente...¡eh! Çia siorum...lo bebo cerrando los ojos... Estoy en un lugar para aprender, para soñar.
Se acaba la música de cabina. Señores pasajeros, estamos en Madrid. Ufff ! ¡Las 2,00!.
¿He soñado?


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