Sunday, December 21, 2008

El poder de la palabra

El ser humano tiene el don de la palabra para muchas cosas, aparte de comunicarse.
Son varios años ya los que escribo en este semanario con el que puedo dejar mi opinión cada semana y, que libremente nunca me ha puesto pegas para decir lo que me apetezca o venga en gana.
Mis chascarrillos y comentarios de nuestras costumbres y tradiciones locales, son la principal fuente de escritura, aunque algunas veces aparece la dichosa política o, como no puede ser menos, ocuparnos de otras noticias de alcance que precisan de la difusión y de la opinión, siempre personal, de este aprendiz de escritor.
No es momento de nostalgias o de decir que me voy. De momento no me echan de la redacción y eso que hay crisis. Es momento de reconocer a quienes, cada semana, más o menos “fans” leen y participan de lo que aquí se expresa y quieren mostrar su propia opinión, interactuar con los que generamos el artículo y hacer realidad algunas de las cuestiones que en ellos tratamos.
Reconozco que entre mis más predilectos, predilectas, lectoras, está mi tía Maruja, la viuda del ínclito maestro Gómez Villa, nuestro músico, nuestro compositor, nuestro creador de arte con notas de pasodoble o marcha, que da sonido a la Semana Santa Ciezana. Mis familiares allegados, amigos de siempre y de momentos importantes o menos importantes, que bien que me critican, y no por lo que escribo sino por lo gordo que estoy, y si la foto que preside mi columna es más o menos de tiempos pasados. (Confieso que tiene un leve retoque de Photoshop con un poco más de pelo), prometo cambiarla, ya sé que no es muy importante lo que escribo… Bueno, hay otras personas que me comentan lo bien que se lo han pasado con las sátiras o ironías del personaje al que dirijo mi texto, o al conjunto de situaciones en la que, más o menos aventuradas, suceden cosas que arrancan una sonrisa o, en su mayor potencial, provocan una carcajada que les anima el día. También las hay con toque de ternura, de tristeza, de aventura o simplemente “ocupan” tinta que no dicen mucho que les aporte alguna emoción o sensación estimulante. Hay de todo, como en la viña del Señor. Mi mujer, muy crítica, es la que me dice que para que escribo cosas mías. No sé que responder. Sigo escribiendo sobre lo que se me ocurre, aunque en ello vaya yo como personaje no invitado.
A los que saben y gustan de leer, de disfrutar con la lectura de estas, y otras, líneas “del silencio”, que en su deseo, en su ideal, quieren decir tantas cosas. A quienes disfrutan del Mirador, porque se reflejan muchas de sus críticas o noticias. A quienes como, los que viven en Cieza, que saben y preguntan por Internet, cuando lo leen por ese medio, que si conozco a fulano o si le puedo enviar la poesía completa del “tio Paco”… A gentes sencillas, tan normales que una tarde leyendo, sonriendo al comprobar que hay tradiciones como las de los “moniatos”, que son verdad, que perduran entre nuestras más viejas tradiciones, que el poder de mi escrito comentaba una evidencia. A mi buen tendero, panadero y cofrade de la Dolorosa, el “Turrula”, que me invita a “moniatos”, pues por leerme, quiero compartir contigo, con tu familia, ese “calentorcico” que desde tu tienda dan los “moniatos”. Ahora de hecho, sin palabras, que son la evidencia de que la palabra da fe de los hechos y la amistad no precisa de muchas palabras.

Moniatos calientes…dos sin pelos en la lengua, y otros sitios.

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