Wednesday, July 21, 2010

MARENOSTRUM PARA DISFRUTAR

Riqueza del mar Mediterráneo son los lugares que forman parte de él. No podemos olvidar lo que nos ofrece gastronómicamente también.

Ya somos campeones del mundo. Eso ya está más que escrito y vivido. Nos podemos felicitar por ello. Hay una placa, de tipo cerámico, que en algunos bares se puede encontrar, que dice así: ¡Bebed que buen vino tengo! / De política ni hablad/ Eso si, antes de iros, no os olvidéis de pagar. Recuerdo esto de leerlo en un bar típico de la costa, y ahora, que como no podía ser menos, no dejo de leer, y de ver y disfrutar, de otros espacios con otras cosas, pero que el mar, ese mar Mediterráneo, me permite vivir con cierta intensidad.
Por aquello de que nos toca forma parte de tribunales de oposición para el cuerpo de profesores de secundaria, el trabajo diario me hace volver a un espacio muy personal, elegante, acogedor y donde sus productores son ejemplo de atención hacia el cliente. Hace ya tiempo que lo conozco, que visito de vez en cuando, pero como ahora toca vivir esta situación “no deseada”, pues supone un gran cambio de espacio y situación cuando se deja el lugar de ejercicios por el lugar de reposición alimentaria.
El lugar se llama “Marenostrum”. Se ubica en Cartagena, pegado a la nueva ubicación del majestuoso invento del ingeniero Isacc Peral: Un submarino cargado de historia y ejemplo de nuestro progreso. Un poco más hacia Levante, se encuentra ARQUA, el novedoso museo de arqueología subacuática.Y más adelante, el futuro AUDITORIO de Cartagena.
Desde sus dependencias, Cartagena, su puerto, todo ese entorno cargado de historia, se ofrece a la vista del comensal. Invitado sublime a mezclarse entre el calor y el color del lugar. Tierras en lomas y montañas que envuelven el puerto que ahora se conoce de Culturas. Un sinfín de barcos de todo tipo, para ocio y deporte, para relax y paseo por tan colosal bahía.
Tenemos la mesa en la primera planta, y dentro de ella, ya disfrutamos del salón Isaac Peral. Manteles blancos, que contrastan con el azul del mobiliario, el propio mar se mete entre grandes ventanales…
Comer es un placer, no una obligación, comentar y vivir el día, el momento… ¡Carpe diem!, gracias a la atención de Jesús, mientras observas como Encarna distribuye un caldero en la mesa de otros comensales, y los otros camareros, Miguel, etc., aportan frutos del mar en exquisito menaje y preparación de inigualable chef.
Merecido homenaje a este espacio que toma nombre de un mar y que hace que sea también un poco nuestro. Marenostrum, en Cartagena. Para disfrutar de esos tesoros del mar.
Un miembro de un tribunal de oposición.

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