Wednesday, August 05, 2009

LA ADOLESCENCIA PERDIDA, y (3)

Y siempre podemos intentar contrarrestar estas conductas y atender a las necesidades de nuestros hijos, de todos los adolescentes.

Gracias a quienes leen e intenten aplicar, desde el buen uso y conocimiento que estas líneas puedan aportar, las técnicas que, a continuación, como conclusión de estos tres artículos específicos, voy a concretar.
Hemos hablado de qué sucede, cómo y cuándo puede suceder con respecto a conductas violentas y actitudes poco ortodoxas en la juventud que ahora toca vivir. No hay que ser alarmistas ni pensar que estos son peores que los de anteriores épocas. Existe una tabla que data de 2500 AC, encontrada en Mesopotamia, que dice que los jóvenes son mal educados, irresponsables… es obvio que seguimos con el “mismo problema”. Nuestra juventud NO ES MALA, tiene grandes valores, muchas cosas interesantes. Hoy, por ejemplo, tienen una mejor interacción entre los de diferentes sexos, algo prohibido hace 40 años con escuelas para niños y niñas. Hay jóvenes muy entregados a sus familias, responsables, interesados por las cuestiones sociales, y también, y esto se nota más, existe un cierto número de “personajes” que son el “cartel” con el que “reconocemos” a la actual juventud.
Para atender a estos chicos y chicas con graves problemas de conducta y que, a su vez, tengan otras connotaciones afectadas, por ejemplo de personalidad, sería bueno elaborar estrategias que han de surgir desde los propios sistemas de socialización con el apoyo y sufragio de entidades públicas y, por que no, con ayudas de otras tantas privadas.
Un elemento esencial para atender a los que se encuadran en la generación NI NI (Ni quieren estudiar ni quieren trabajar) está en el seno de las familias y las propias escuelas. Desde pequeños, y de manera objetiva, nada de permisividades y excepciones. Se enseña al niño a tener un horario de trabajo y un horario de juegos. No levantarse cuando le apetezca. No hacer lo que quiera cuando le plazca. Desde este punto, podemos continuar hasta los comienzos de la adolescencia, implicándoles responsabilidades, dialogando con ellos (no imponer la ley a gritos). Atender sus demandas y explicar los motivos de negar muchas de las mismas, a veces siendo justas.
Una buena escuela de padres, OBLIGATORIA, donde profesionales en concordancia con educadores y padres, sería “la piedra angular” para trabajar estos aspectos. Desde el conductismo y el conocimiento, elementos propios de la psicopedagogía, se pueden hacer grandes cosas. Tal vez con esta escuela de padres, y otras actuaciones, logremos, primero, formar a los padres para atender a los hijos antes de que lleguemos a la dichosa frase…¡No puedo con él/ella!
Sería conveniente, cuando veamos una situación extraña en nuestros hijos, que, igual que cuando eran pequeños y sabía la madre que le dolía la tripa, pues igual ahora, atender su posible estado de posible “caída” en algo que pueda serle muy pernicioso para el futuro. En los centros hay psicólogos orientadores, en las escuelas, también.
Esperemos cambiar, en lo que se pueda, el apelativo de la generación “Ni-Ni” por la de “Si-Si” (si quiero estudiar, si quiero trabajar) y poder encontrarnos, de nuevo, con esa Adolescencia que algunos pueden creer que se nos había perdido.

Psicólogo Colg. MU-2228

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