Saturday, April 05, 2008

LOS PETALOS


No hay nada hermoso en la muerte, y mucho menos si es por odio.

Demasiada política ocupa el tiempo de todos estos días. No hace falta decir que es lo apropiado de estos cuatro años de no ponerse de acuerdo y, después de votar ahora, seguir con más de lo mismo. Gane quien gane.

Me interesa comentar lo que vivimos en el día a día, lo que se siente cuando ves lo que pasa a tu alrededor, más cercano o más lejano, pero que sabes que puede llegar a ser simplemente estadísticas, números, informes puntuales que se repiten de forma periódica y que justifican la nómina de quien los confecciona.

Quiero hacer un comentario, una llamada de atención, a las muertes por asesinato en lo que se denomina violencia de género. En un solo día cuatro mujeres, cuatro vidas, han sido segadas por la inaceptable manera de entender esa relación de los que se les denomina hombres, esposos o compañeros de esas infelices. No sé quien es más infeliz, si las victimas o ellos. Me explico más adelante.

Comentaba, en la Universidad con la doctora Marta Bruguet, con respecto a lo que podemos entender como “alimentación de resentimientos”. No quiero dar ninguna lección magistral, simplemente basar los contenidos para ver la realidad ante esta situación. El amor y el odio son sentimientos que llevamos dentro o al menos los manifestamos en momentos determinados. Un ejemplo lo tenemos en las parejas, cualquiera pareja seguro que ha experimentado esto. En un principio un amor desbordante, incontrolado, magnifico, no hay adjetivos. Poco a poco viene el asentamiento de la normalidad, de la rutina, y se sigue con una estabilidad emocional que se cumplimenta entre ambos de manera respetuosa, pero… ¿qué pasa cuando surgen las diferencias, los enfrentamientos de parecer, de carácter, de pensamiento, etc.? Vienen las ideas de “equivocarnos” por haber conocido a nuestra pareja, por casarnos con ella, etc., y ante esto, por el condicionante humano se pasa de esa situación de amor a una predisposición de odio, de rechazo, de enfrentamiento por todo y por nada. ¿Sigue el amor? No, posiblemente, ese concepto pase a ser que entienda, sobre todo él, que ella es “una propiedad”, ante esto, ese concepto de amor propietario se convierte en un elemento emocional que puede llevarle al extremo de matar, es lo que decimos vulgarmente “perder la cabeza”. Las pasiones amorosas se desatan para el bien, y las pasiones de resentimientos y desamor para esos tristes finales.

Una mujer, escribía yo para el citado seminario de esta doctora, es como los pétalos de una rosa. La amistad, uno de ellos, la comprensión, la entereza, la dulzura, el apoyo, etc., conforman esa hermosa flor que se consagra en una mujer. El odio, un agente agresor entre muchos, la indiferencia, el concepto machista, la agresión por que lo digo yo, son elementos que rompen esos pétalos. Necesitamos formar desde pequeños a nuestros hijos para que vean la realidad del amor y de que se puede vivir sin odiar, dialogando, por la libertad, por que se tiene que vivir en paz.

Para esa amiga, mujer, esposa, compañera, trabajadora, madre, hija…que vive oprimida y que sueña con vivir en paz, que sus pétalos sean los de la LIBERTAD.

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