Friday, April 13, 2012

NOCHE DE REYES

Existe y es real todo aquello que nos proponemos que así sea



La noche de Reyes, ahora tan vilipendiada y en competencia con Santa Claus, como si de dos grandes firmas comerciales se tratara, se ha devaluado, si bien no ha entrado en crisis porque la entrañable fantasía de la infancia no lo permite.


Los Reyes llegan


con magia en su pisadas;


sin dejar huella.


Hay cientos de historias que hablan de la existencia de los Reyes Magos como personajes que vinieron, desde muy lejos, para adorar a un niño que había nacido en Belén: para unos autores, es una fábula religiosa que invita a una reflexión sobre el poder de un ser sobre el resto de la creación; para otros, en cambio, una patraña. Es lógico, en este mundo hay de todo y para todos, pero quiero preguntar directamente a usted, mi querido lector/a: ¿cree usted en los Reyes Magos? Seguro que me responde, rápidamente y sin dudar, tras la reflexión, estúpida o acertada, de mi pregunta, con un sí o un no.


Si su respuesta es “no”, tendrá claro que los Reyes Magos son… y que todo responde a un monumental montaje comercial, religioso, una tontería precursora de consumo… Además, seguro que lo considera una etapa de la vida que ya no corresponde, propia de niños. Así, hasta cientos de razonamientos lógicos y acertados para el mundo material en que vivimos. Y los comprendo, pero…


Los corazones


se tiñen de colores:


niños alegres.


Abramos una ventana indiscreta e imaginémonos con 6 años y de feliz paseo de la mano de nuestros padres y abuelos. La gente va de compras; hay que preparar cenas. Saludos, a diestro y siniestro, entre amigos y familiares. ¡Feliz Navidad! Los buenos deseos. ¡Feliz año nuevo! Los ojos no dejan de perseguir el color de las luces y la imagen persistente de los regalos en los escaparates. ¡Mira, papá, eso también me gusta!


De inocentes


niños bocas que piden


el infinito.


¡Estamos esperando que vengan los Reyes Magos! Son unos personajes barbudos, muy buenas personas, que quieren a los niños… Estos días hacemos todo lo posible por ser buenos y demostrarles que somos formales y merecemos los regalos que tanto ansiamos. ¡Tienes que escribir la carta! –nos recuerdan nuestros padres-. ¡Y que tenga buena letra –insisten-, que, si no, no la entenderán!


¿Quién no recuerda, al cabo del tiempo, esas cartas y esas noches de Reyes con gran cariño? Y nos damos cuenta de que los Reyes Magos existen cuando te traen todos los años el amor de tu familia, la ilusión por luchar por ese día a día sin desfallecer, el tesón de enfrentarte a los problemas, la alegría de compartir tantas cosas con tantos amigos.


En el balcón, ya no quedaban paja, ni chocolate, ni agua. Se lo habían comido los Reyes y sus camellos. ¡Y lo sé muy bien, papá -me decía mi hija con 6 años-, porque uno de ellos, con su barba, me dio un beso mientras dormía! ¡Una barba grande y blanca!


Ella me lo recuerda casi todos los años. Yo ya llevaba barba aquella noche. ¿Quiénes son los Reyes Magos? Los míos me traen lo mejor de lo mejor cada año; este, a mi nieta Irene, quien, como suerte de magia, envuelve nuestros corazones con lazos de ternura y engalana nuestras paredes con cuadros de felicidad.


Irene llega


de Oriente con los Reyes


dejando paz.


A mi lectora predilecta, Marilupe,

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