Wednesday, November 17, 2010

UNA CIEZANA, SULTANA EN GRANADA

Legajos, papeles, archivos, todo lo que la historia utiliza para dar a conocer cosas tan curiosas como ésta.
            Durante algunos siglos de la Edad Media, Murcia se convirtió en una tierra de frontera, incluso una vez que el reino de Murcia pasó a manos castellanas el peligro siguió latente en nuestra región. Rodeada por las fronteras del reino de Aragón, el reino de Granada y los piratas que asolaban las costas mediterráneas, trajo como consecuencia un clima de inseguridad permanente: muertos, cautivos, ganados robados, cosechas destruidas, traen como consecuencia la desolación del territorio. En el siglo XV la frontera con el reino de Granada se vio continuamente amenazada por la actividad militar nazarita, siguiendo la coyuntura política de los cristianos promovida por las luchas entre nobleza y monarquía, aprovechando los intervalos en que por las contiendas políticas se desatendía la frontera.
            Ciudades como Lorca, Caravaca, Mula, Molina, etc. cuentan con una historia densa de hechos bélicos de todas clases, pero la que sufrió mayores daños por cuanto supuso la destrucción del lugar y la muerte o cautiverio de sus vecinos, fue el municipio de Cieza. En el mes de abril de 1449, según las crónicas cristianas, las huestes del rey Chico de Granada formadas por mil ochocientos jinetes y diez mil peones, entraron en Cieza de forma armada y violenta, mataron más de un centenar de vecinos y se llevaron cautivos al reino de Granada cerca de quinientos entre hombres, mujeres y niños.
            Una de las niñas cautivas en este asalto de unos diez a doce años que había nacido en Ceutí, por haberse trasladado con sus padres a Cieza debido a una epidemia, entró en el quinto real, fue destinada al servicio de una hija del sultán. La joven que era muy bella y de buen aspecto, le pusieron el nombre de Zoraya (Lucero del alba), la cual tiempo adelante llamó la atención del rey granadino Muley Hacén que se  enamoró de ella perdidamente, y la hizo arrestar en una torre hasta que cediera a sus anhelos de amor, (la torre de la Cautiva de la Alhambra lleva este nombre en su recuerdo). La ciezana, de origen ceutiense, se casó con el sultán y llegó a ser la "Sultana" del Reino  Nazarí de Granada. Al fin y a la postre ese amor fatal sería el que llevaría a la pérdida definitiva del reino de Granada.
            Muley Hacen estaba casado con su prima Aixa, madre de Boabdil, que organizaría la revuelta para derrocarle al darse por enterada de los amoríos con la joven prisionera cristiana. Los cimientos del reino temblaron cuando la rencorosa Aixa planea la venganza. Esta relación provocó el disgusto de los abencerrajes y los celos de la sultana, madre de Boabdil, quien alentó una serie de intrigas en la Corte y las disputas internas que acabaron con la abdicación del monarca en su hermano, el Zagal, y, posteriormente desencadenaron la toma del reino de Granada por los Reyes Católicos en 1492.
            Zoraya partió al exilio con su esposo y sus dos hijos Nasr ben Ali y Saad ben Ali. Según parece, tras la muerte de Muley Hacén se convirtió al cristianismo, al igual que sus dos hijos, quienes tomaron los nombres de Juan de Granada y Fernando de Granada, respectivamente, siendo sus padrinos Fernando el Católico, el príncipe D. Juan, e incluso  la misma Isabel la Católica. 
            La historia de esta bella murciana ha inspirado a escritores de distintas épocas en los siglos posteriores, como Martínez de la Rosa, que en 1837 escribió la novela histórica “Doña Isabel de Solís, reina de Granada” y Laurence Vidal que en 2000 ha publicado “Los amantes de Granada”, que rememora la vida de Zoraya (Lucero del Alba), nacida en Cebtí, que vivió en Cieza hasta su rapto, y que llegó a ser sultana de Granada.
            Facilitado por el cronista oficial de la villa de Ceutí, José Antonio Marín Mateos.

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