Sunday, September 13, 2009

DEL GUATEQUE AL BOTELLÓN

Nunca se puede decir que el tiempo pasado fue mejor. Ahora, las diferencias para divertirse, son bastante limitadas.
Nunca hemos tenido una generación tan privilegiada como la actual. No quiero ser agorero ni destacar las cuestiones de otro tiempo como medida comparativa detractora, pero si es necesario comentar y hacer ver que, tanto en el tiempo que vivimos como en el pasado, los jóvenes sabían divertirse. Siempre hay, en todo tiempo, personajes que muestran el lado extremo, inapropiado o estúpido de lo que significa la diversión o la propia relación social.
Para aquellos que vivieron los 70’s y principios de los 80’s, tendrán fresca en la memoria la palabra “guateque”. Un concepto muy apropiado para lo que significaba hacer bailes con los amigos en un bajo o espacio discreto del padre, o familiar, de algún amigo (rara vez de una amiga). Describir el guateque es bastante sencillo, se limitaba a esa reunión de amigos en ese espacio concreto, donde previamente se había “habilitado” unas luces, un tocadiscos y “algo de ambiente”. Tanto el sábado como el domingo, por la tarde noche, se juntaban esos jóvenes para bailar, charlar y si se podía… pues como en toda época, un poco de “tacto” con el otro sexo. Las diferencias con el botellón son abismales. Veamos.
En el guateque, rara vez había discusiones. En los botellones es muy frecuente.
En los guateques la música era “interna”. En los botellones a toda pastilla para los vecinos.
Los guateques ofrecían algo de picar. En los botellones es todo bebida.
En los guateques estaba mal visto quien se ponía “tocado”. En los botellones es un mérito el estar beodo.
En los guateques se respetaba a las chicas para que nadie pudiera hablar de ellas “maliciosamente”, ni se pensara de los chicos como “salidos mentales”. En los botellones no importa que tipo de conducta sexual se manifieste.
En los guateques se justificaba uno el regreso a casa, siempre antes de media noche, con una leve mentira de lo bien que se pasaba y que no se hacía nada malo. En lo botellones se presume de ello con los amigos de la borrachera y a los padres se les dice que los que beben son los “otros”, los que arman follón son “unos que vienen de fuera”.
Los guateques tenían un toque de atención por los padres. Los botellones tienen el beneplácito de los padres y además, si destrozan algo, eso es problema del Ayuntamiento y de los maestros que no saben respetar su “libertad”.
Después de los hechos acontecidos en Pozuelo de Alarcón, de la permisividad de las autoridades (que ya no tienen autoridad ninguna) y de las sentencias judiciales al respecto, yo personalmente pienso que el botellón será un lugar donde más de una víctima será presa de un desarraigado individuo que, en uso de su “libertad” y “derecho” que la Ley le permite, y la autoridad le gestiona, hará con toda impunidad.
Yo antes llamaba la atención para que no bebieran de esa forma cerca de casa, en la playa, ahora, si lo veo en estado de coma etílico, ni me acerco. Posiblemente el padre de turno me diga que soy el que le ha provocado a su hijo/a esa filia por el alcohol al llamarle la atención, o en su defecto, me hinche a ostias y me rompa la crisma y encima de todo tenga que pagarle por ser menor y estar en la calle con el permiso de la autoridad y tranquilidad de sus progenitores.
No fue mejor el guateque, pero que diferente es el botellón. Tomar un copa, si, por supuesto, pero ¿emborracharse, como motivo principal?

1 comment:

Anonymous said...
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